Hablemos de la Piel: lo Esencial para Mantenerla Saludable


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«Las arrugas de la piel son ese algo
indescriptible que procede del alma.»

Simone de Beauvoir

 

El día de hoy estoy listo para cerrar esta serié #hablemosdelapiel. donde te hablé sobre algunas generalidades de este órgano para que puedas comprenderlo un poco mejor y, con ello, mejorar su cuidado.

Sé que pasó un tiempo desde el último post relacionado con la piel, pero quería documentarme más acerca de los “tipos de piel” que existen, sin embargo, no hay documentación médica al respecto; digamos que es algo más virtual que se experimenta con la clínica y, en parte, una clasificación que se ha construido en la industria dermocosmética para establecer grupos de mercado a la vez que se facilita al público general comprender las necesidades que expresa su piel.

Teniendo en cuenta lo anterior, clasificaremos los tipos de piel, enfocándonos mayormente en la del rostro, en cuatro formas distintas (esto no quiere decir que sea la única manera de tipificar las diferentes condiciones de la piel que encontrarás en internet o infografías de algunas marcas de cosmética o dermatológicas):

  • Piel seca: ésta se caracteriza por falta de oleosidad e hidratación, lo que la vuelve muy sensible a factores ambientales y productos que tengan contacto con ella. Visualmente los poros son poco notorios, se aprecia opaca y en ocasiones, puede acompañarse con descamación. Las personas que tienden a este tipo de pieles, suelen experimentar tirantez, comezón y, algunas veces, enrojecimiento.
  • Piel grasa: estas pieles generan sebo excesivamente y tienen tendencia al acné. Es muy común observarla a partir de la adolescencia y en la adultez temprana debido a la influencia hormonal sobre las glándulas sebáceas. Visualmente se puede apreciar una superficie brillante y con poros dilatados; en ocasiones pueden presentarse comedones (barros y puntos negros) y otras lesiones relacionadas con el crecimiento de las glándulas sebáceas.
  • Piel mixta: hace referencia a la combinación de características tanto de piel grasa como de piel seca en distintas zonas del rostro; como aquellas personas que tienen la frente y la nariz (zona T) brillantes, con poros dilatados y obstruidos por puntos negros y las mejillas opacas, con poros poco visibles y sensibles a factores ambientales o al contacto con algunas sustancias.
  • Piel normal: un término que hace referencia a una piel equilibrada; ni excesivamente oleosa ni con falta de hidratación. Se refleja como una piel bella, suave, tersa y a la vez resistente, generalmente observada en niños a partir de los 3 años de edad.

Me gustaría que tuvieras muy claro que esta clasificación surge de características muy generales que facilitan el entendimiento de las necesidades de la piel de cada persona. El aspecto de la piel puede modificarse a lo largo del tiempo: tal vez cuando eras niño tu piel lucía perfecta y no necesitabas utilizar crema para lubricarla, pero a los 15 años tu piel se volvió oleosa y comenzaste a tener acné, y al alcanzar los 45 años ésta necesitará cremas muy grasosas para mantenerla humectada. Ten siempre en cuenta que la piel cambia con nosotros, también envejece y enferma, como cualquier órgano de nuestro cuerpo, por eso es importante que no te dejes llevar por lo que los asesores de belleza de tu marca favorita, familiares o conocidos te aconsejen ni te autoprescribas y mejor acudas con expertos, en este caso los dermatólogos, a que te orienten en lo que sucede con tu piel para que te recomienden productos que te ayuden a mantenerla saludable.

 

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Si quieres lucir una piel perfecta, es necesario que la cuides todos los días como cuidarías a tu corazón. Desafortunadamente no estamos habituados a verlo de esta manera, pero puedes tomar medidas muy sencillas para favorecer su bienestar:

  • Asea tu piel sin excederte: lo recomendable es que utilices jabones suaves o sustitutos de jabones que estén diseñados para piel grasa o seca, según sea tu caso, para lavarla por la mañana y por la noche. Lavar la piel más de dos veces al día sólo barrerá la protección natural de tu piel. Además, es recomendable que lo hagas con agua tibia y con duchas cortas, debido a que el agua fría o caliente pueden deshidratarla e inflamarla.
  • Protégela del sol: utilizar algún tipo de protección solar evitará el fotoenvejecimiento prematuro, la aparición de manchas o de distintos cánceres de piel; para ello puedes mantenerte lo menos expuesto al sol de manera directa, utilizar sombreros o ropa que cubra la piel si vas estarás a la intemperie; también puedes apoyarte con productos como los filtros solares y las pantallas solares (prometo que después haré una entrada enfocada a la fotoprotección). Es importante el uso de fotoprotectores incluso en interiores, la radioción UV atraviesa ventanas y es emitida también por algunos tipos de lámparas.
  • Evita tallar la piel: las esponjas, los estropajos y los exfoliantes físicos no es algo que yo te recomendaría de forma habitual, cada vez que haces esto lesionas la piel y la inflamas haciéndola más propensa a aparición de manchas. Hazlo únicamente si tu dermatólogo te prescribe el uso de un exfoliante.
  • Obvia el uso excesivo de cosméticos: con la piel, menos es más; utilizar muchos productos para cuidarla o embellecerla puede ser contraproducente, sobre todo si no utilizamos los adecuados. Las grandes cantidades de cualquier producto, incluso alguno prescrito por tu médico, incrementan la posibilidad de algún efecto no deseado.
  • Mantén un estilo de vida saludable: quizá pienses que esto es algo muy trillado, pero una alimentación balanceada y la actividad física, bajo condiciones favorables, mantendrán a tu piel y a todo tu cuerpo sanos. Evita ingerir o inyectarte multivitamínicos o suplementos alimenticios a menos que un médico o nutriólogo lo considere necesario por alguna condición específica como algún déficit vitamínico o mineral. Procura siempre evitar la exposición solar y utiliza ropa o productos fotoprotectores mientras te ejercitas, asimismo mantén limpios los aditamentos, la ropa y el lugar que ocupas para ejercitarte.

 

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Quiero terminar aclarándote que yo no tengo nada en contra de la industria de la belleza, de hecho, soy un fanático de ella, me gusta probar maquillaje y productos destinados al cuidado de la piel tanto de líneas dermatológicas como cosméticas, pero tengo algo de experiencia por mi trabajo y porque he tenido que lidiar con el acné y mi piel grasa desde la adolescencia; si tienes alguna inquietud, quieres mejorar el aspecto de tu piel o piensas que algo no anda bien con ella, te aconsejo que acudas con un especialista de la piel.

¡Abrazos!


En caso de que vivas en la Ciudad de México y necesites -o quieras- acudir a una consulta dermatológica, voy a dejarte el contacto de mi dermatóloga que, además, es una gran amiga a la que quiero mucho y le tengo toda la confianza del mundo. Es egresada del Hospital General Dr. Manuel Gea Gonzalez, una de las mejores sedes para realizar la especialidad en dermatología en México. Y, por si fuera poco, realizó un insternship en Polonia con una de las expertas en enfermedades de pelo, para entrenarse en su diagnóstico y tratamiento.

Dra. Rosa López

Facebook: @DraRosaLopez
Instagram: @rosederma
PielClinic: 9000 4625 / 9000 4627

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